jueves, 9 de diciembre de 2010

REFLEXIONES DESDE MI VENTANA IV.- LA GRAVE IMPUTACIÓN SOCIAL A PAVÓN

REFLEXIONES DESDE MI VENTANA
 por CARAMBOLO-CAMAS


Presunción de inocencia e imputación social

LA GRAVE IMPUTACIÓN SOCIAL A PAVÓN

Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en un juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias a su defensa.
Artículo 11 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

Estas mañanas de otoño invitan a reflexionar, desde mi ventana se vislumbra tenuemente bajo un manto de nubes grises las siluetas de los edificios de “Balcón de Sevilla” arropados por los carambolos de la cornisa aljafereña que arropa al núcleo central de esta ciudad Camera, allí donde las decisiones políticas se enfrentan y desde donde se gobierna bajo el mandato de las urnas algunas veces y otras por el aferramiento al erotismo misterioso que provoca el poder a toda esta ciudad diseminada por las laderas y balcones del Guadalquivir.

Hace unos días leía un artículo de Vicente Magro Servet, presidente de la Audiencia Provincial de Alicante que me recordaba bastante al acoso y derribo que desde muchos sectores políticos y periodísticos esta sufriendo Agustín Pavón   y derivando a lo que denomina el Sr. Magro en ese fenómeno llamado IMPUTACIÓN SOCIAL.

Decía en su mencionado artículo lo siguiente…

 Parece que, de repente, alguien o algunos hubieran destruido todo lo que durante muchos años ha costado tanto tiempo conseguir, en orden a recuperar sistemas inquisitivos y articulando sistemas acusatorios de orden social frente a los que adquieren el estatus de «sospechosos» de alguna actuación y a los que se les obliga a buscar pruebas que acrediten su inocencia. Sin embargo, lo más grave es que la destrucción de las reglas que marcan la presunción de inocencia a la que tiene derecho todo ciudadano está adquiriendo desde hace tiempo connotaciones sociales, en virtud de lo cual no es el Estado o la Administración la que inicia las actuaciones contra alguien, sino que es la sociedad la que parece estar exigiendo a las personas sobre las que pesa algún tipo de investigación que acrediten su inocencia frente a mínimos indicios que existan en su contra, o sospechas que les pudieran hacer responsables de algún tipo de ilicitud.

Esta especie de «imputación social» es difícil luego hacerla desaparecer cuando interviene la Administración, -y parece querer imponerse en ella y actuar de forma paralela- ya que en esta deben primar los principios aprobados que exigen a las acusaciones aportar las pruebas que acrediten ante los tribunales las responsabilidades que eran objeto de acusación, lo que no quita que los acusados intenten reunir sus pruebas para hacer frente a las de las acusaciones. Estas y no otras son las reglas de juego que siempre han presidido la actuación de todo Estado de Derecho que se precie de serlo, y que la sociedad no puede abrir imputaciones sociales que exijan a los ciudadanos demostrar su inocencia ante la sociedad.

Se atribuye a Mahoma la frase relativa a que «desgraciados los que miden mal y pesan mal; los que cuando otros miden, exigen la medida llena, y cuando ellos miden disminuyen la medida y el peso de los otros.» Las cosas se ven de distinta manera según nos afecten y somos capaces de cambiar de forma de pensar o de exigir a los demás determinadas actuaciones según sean amigos o conocidos los afectados, bien se trate de desconocidos o de personas que nunca nos han caído bien, o a las que tenemos envidia o miramos con cierto recelo.


Hasta ese momento, ni la sociedad ni nadie pueden hacer desmerecer el crédito y el honor de los ciudadanos hasta que estos sean condenados por una sentencia. Mientras tanto, nadie puede ser sometido al yugo de la presión de las imputaciones sociales o de las injusticias que luego se cometen cuando desvanecidos los indicios y terminadas las investigaciones en muchos casos queda siempre la lesión sufrida en el honor y crédito de quienes han sufrido la persecución social de la que muy difícilmente luego estas personas que lo han padecido pueden recuperarse.


Este fenómeno  de la “IMPUTACIÓN SOCIAL CONTRA PAVÓN”  ¿Quién lo alimenta? ¿Quiénes los están fomentando y por qué? ¿Por qué se le condena y se airea de ello cuando aun la justicia no se ha pronunciado?

Si leemos los comentarios de algunas noticias aparecidas sobre todo en el Diario de Sevilla de los lectores, nos podemos dar cuenta de la magnitud que este fenómeno  donde ya dan por hecho que a Pavón hay que llevarlo al patíbulo, volviendo a épocas ancestrales inquisitorias y de que todo lo que hay detrás de él es maquiavélico y que solo busca el poder.

Artículos como el comentado anteriormente por Antonio Yélamo, declaraciones de Juan Pazos aludiendo al Caso Camas, el Sr. Rivas que se jacta en público de su imputación, Martín Recio y compañía a su acoso y derribo y todo bajo el poder mediático de la prensa esta contribuyendo a la injusta y antidemocrática, fuera de cualquier ética civilizada y plural a confundir a la opinión publica y alimentar este fenómeno inquisitorio al que se refiere el Magistrado magro Servet.

Es más incluso en esta maquiavélica orquesta dirigida por no sé cual batuta,  a la decisiones políticas de los órganos de IU de Camas, se le personaliza en Pavón y claro está… con sus adjetivos propios de antidemócratas, que anteponen sus envidias, sus antipatías, sus estrategias políticas y sus intereses personales para seguir alimentando no ya solo la imputación social sino el condenar sin ser juzgado en el patíbulo.

Esta orquesta antidemócrata que se ha arrebujado ahora de forma ocasional  es la que tenemos que desterrar los ciudadanos libres y liberar nuestras mentes de tanta contaminación movida por maquiavélicos intereses.

Ya ha amanecido del todo, huelo a tierra mojada al abrir de par en par mi ventana, pronto después de unos meses esta lluvia otoñal sembrará los campos adyacentes de lirios, ajos porros y flores silvestres, ahora todo es pasto que se pudrirá y servirá de abono a las nuevos brotes… en el Ayuntamiento, donde mandan, no se que pasará, eso no corresponde a la naturaleza sino a la decisión de los hombres.

Saludos y disfrutad del otoño, también es bueno reflexionar y dejarse llevar por lo amarillento ya rancio del paisaje.

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